Arquitectura, ¿Una barrera social? Parte I.
En México, a lo largo de los siglos, desde su época precolombina se ha desarrollado arquitectura, y específicamente esa arquitectura se ha destinado a diferentes actividades, desde culto divino hasta lo comercial y bélico. Es importante señalar que desde esa época se dividía la población, de acuerdo con Piña Dreinhofer, desde el periodo preclásico surgió entre otras cosas, la diferenciación social; que tuvo su auge en el periodo clásico.
De acuerdo con el mismo autor, las ciudades prehispánicas “caracteres y disposición peculiar, (…) un centro ceremonial con las casas de los sacerdotes de las clases dominantes unidas a este núcleo y las casas del pueblo alrededor” debido a su estructura socioeconómica. En el corazón de las ciudades, se alzaban grandes e imponentes basamentos (erradamente llamados pirámides) en los cuales habitaban los “señores” y sus sirvientes, hacia afuera de forma concéntrica habitaban los sacerdotes, altos funcionarios y al final el pueblo raso, de ocupaciones simples como sea un agricultor, artesano, etc.
La diferencia entre la arquitectura real de los señoríos y las humildes casas de los habitantes de los pueblos era notable. Sin embargo, esta situación se agravó durante la época de la colonia en México.
La opulenta arquitectura en México desarrollada en trescientos años que abarca periodos como el barroco y neoclásico principalmente, marco bastas diferencias sociales, aunque no cambió en mucho la distribución de la ciudad en cuanto a su organización urbana. El caso más grande es la ciudad de México, que, durante la época virreinal fue conocida como “la ciudad de los palacios” (De Mauleón, 2015) donde al centro de la ciudad, donde antes se erguían los adoratorios prehispánicos, ahora se comenzaban a construir palacios para los funcionarios peninsulares de la colonia española, así también templos religiosos, el más grande de ellos, la catedral metropolitana; edificios administrativos y de orden bélico. El pueblo indígena vivía en las orillas de la ciudad, cercanos a los centros de comercio.
Saltando varios siglos en la historia, llegamos al porfiriato, época polémica para los historiadores mexicanos, en este mismo periodo llegaron a México, traídos desde Europa las primeras raíces del movimiento moderno, como es el Art Noveu, se construyeron además grande obras como el Palacio Postal y el emblemático Palacio de Bellas Artes. La característica arquitectónica-social grande de éste periodo, muy lejano a la obra civil proyectada en la capital, son las haciendas. Las haciendas era un núcleo de las comunidades, donde todos debían el trabajo a un hacendado que venía a ser la nueva versión del feudalismo medieval.
Dentro de estas haciendas, se encontraban las casas de los hacendados, los centros de trabajo y las viviendas de los trabajadores, que vivían en condiciones precarias.
La revolución iniciada en 1910 trajo consigo un cambio social, sin embargo, fue gracias al movimiento moderno que en México se comenzó a querer cambiar la situación de la vivienda popular en México, surgieron las primeras propuestas de vivienda con un enfoque más social.
Para el siglo XXI, este enfoque se ha malversado, se comenzaron a construir casas en masa, creando focos rojos en problemas sociales, a través de este ensayo se busca determina cuál es la postura de la arquitectura “joven” realizada en México por arquitectos contemporáneos y si la obra arquitectónica que realizan siguen marcando barreras sociales o si en determinado caso, buscan romperlas.
LA ARQUITECTURA ESTA PARA SER UN MEDIO QUE CONVERGE LAS DISTINTAS PARTES DE UN TODO.
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